Los textos y encuestas son claros. Hay un exceso de polimedicación en gran parte de la ciudadanía española. En algunas zonas de Catalunya, más todavía. El asunto no es baladí, porque tiene consecuencias. Tanto en la salud de las personas afectadas… como en el erario público. ¿Quién se beneficia? La industria farmacéutica se frota las manos mientras la pandemia de polimedicación afecta, sobre todo, a mujeres, mayores y pobres. Si eres mujer, anciana y sin recursos… te ha tocado la lotería… de la polimedicación.
Un texto de El Periódico de Catalunya lo deja claro: “Un 4,1% de la población de los centros de atención primaria (CAP) de Catalunya está polimedicada. Es decir, toma 10 o más fármacos. Son datos de 2023. Este fenómeno aumenta año tras año (en 2022, el porcentaje era del 3,9%), como reflejan los datos de la Central de Resultats de la Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya (Aquas), y está relacionado, principalmente, con el envejecimiento poblacional, el sexo de la persona y sus condiciones socioeconómicas. Pero, también, con la tendencia actual a sobremedicar”. Podría resumirse el asunto diciendo que las clases más desvaforecidas, las mujeres y los mayores son los más medicalizados. La mayoría de polimedicados son mujeres, de clases pobres, de barrios desfavorecidos y mayores. Son nuevas formas de violencia de género, en cierta medida. Lo peor es que esta forma de violencia indirecta cuenta con el apoyo de las mismas personas medicadas que, cuando no son recetadas con lo que piden, se quejan.
YATROGENIA PARA LOS POBRES
El texto de El Periódico es ilustrador de esta situación: “Barcelona ciudad y todo el cinturón metropolitano son las áreas catalanas con más pacientes polimedicados en sus centros de salud. En Barcelona ciudad están polimedicados el 4,67% de los pacientes (por encima de la media catalana, que está en ese 4,1%); en la Metropolitana Nord, un 4,28%; y en la Metropolitana Sud, un 4,16%. En Barcelona, los cinco centros de atención primaria (CAP) que tienen más pacientes polimedicados son el de Río de Janeiro (en el barrio barcelonés de La Prosperitat, en Nou Barris), el de Horta (Barcelona), el de La Gavarra (Cornellà de Llobregat), el del Turó de la Peira (también en Nou Barris, en Barcelona) y el de Badia del Vallès. Los menos polimedicados se encuentran en el área básica de salud (ABS) de Sarrià-Sant Gervasi”.
EXCEPCIONES
“Las áreas más pobres están más polimedicadas. La pobreza está asociada a más enfermedad, más patología y más medicamentos. Pero en estos mapas también hay que tener en cuenta las diferencias marcadas por la edad y por el sexo”, explica Mireia Espallargues, directora del Àrea de Qualitat i Acompliment del Aquas, organismo que depende del Departament de Salut. Un caso significativo es el del CAP Raval Sud, en Barcelona, que, aunque da cobertura a una población económicamente vulnerable, aparece en la lista del Aquas como el menos polimedicado del territorio catalán (solo un 2,15% de sus pacientes toman 10 o más medicamentos).
CONSECUENCIAS
Como confirman diferentes estudios, son numerosos los perjuicios que provoca la polimedicación en diversos ámbitos, que van desde la salud del propio paciente a la sociedad en general.
Por una parte, la polimedicación aumenta la morbilidad del paciente anciano, así como la frecuencia de las hospitalizaciones y la duración de las estancias, el riesgo de caídas y la mortalidad. También empeora su calidad de vida y su capacidad funcional y cognitiva.
Por la otra, la polimedicación reduce la adherencia al tratamiento, que es menor conforme más medicamentos toma el paciente. Es decir, muchas de las personas polimedicadas no cumplen el tratamiento correctamente. Por ejemplo, no respetar las dosis indicadas o usar fármacos no adecuados son algunos de los errores más típicos.
DEPRESCRIPCIÓN
Enrique Gavilán-Moral, Antonio Villafaina, Laura Jiménez y María del Carmen Gómez, desde el Servicio de Medicina de Familia del Laboratorio de Prácticas Innovadoras en Polimedicación y Salud… han escrito: “La deprescripción es el proceso de desmontaje de la prescripción de medicamentos por medio de su revisión, que concluye con la modificación de dosis, sustitución o eliminación de unos fármacos y adición de otros. Su desarrollo pretende resolver tensiones y contradicciones entre 2 pares de interrogantes: 1) ¿Es la expectativa de vida menor que el tiempo que tarda el medicamento en obtener beneficios?, y 2) ¿Son congruentes las metas de la atención sanitaria con los objetivos de la prescripción-deprescripción? La validez de la deprescripción está fundamentada en argumentos científicos y éticos. Desconocemos la utilidad y seguridad de muchos medicamentos que siguen los ancianos frágiles o enfermos terminales; otros producen efectos adversos molestos o graves. Por tanto, en determinadas ocasiones su retirada pudiera estar justificada, siendo de una manera sustancial seguro hacerlo”.
INADECUACIÓN TERAPEÚTICA
Los doctores Fernando Diz, Ovidio Fernández y Ceferino Pérez, en “El paciente polimedicado”, han dicho: “La polimedicación o polifarmacia se define como: la administración de varios medicamentos durante un tiempo prolongado. Para algunos consiste en la toma de 5 o más medicamentos durante al menos seis meses, para otros entre 5 a 10 medicamentos, siendo necesario consignar también remedios de herbolario, al menos algunos con actividad biológica significativa (sedantes, laxantes, excitantes, anticolinérgicos, anabolizantes etc.). Pero más que una cifra concreta, en la práctica, interesan criterios cualitativos de adecuación terapéutica. De todas maneras, a partir de 6 medicamentos tomados de forma crónica, existe una asociación progresiva con inadecuación de la prescripción”. Lo que paree claro es que, mientras cada vez más especialistas alertan sobre los peligros de la polimedicación para los pacientes, y al mismo tiempo que la sangría del erario público es colosal, las farmacéuticas se frotan las manos ante un negocio tan rentable. Un negocio que, además, cuenta con la connivencia de muchos doctores y de los propios pacientes, que se quejan cuando no tienen la suficiente cantidad de pastillas, aunque no les sirvan para nada o les creen más problemas que soluciones. En fin, un mundo loco, convulso y complejo que va tocando a su fin.
Pablo Bolaño