A la carne artificial o carne de laboratorio se le ha buscado un sinónimo “light” para que no suene tan “frankenstein”: carne cultivada y/o carne de cultivo celular. Algunos también la denominan carne in vitro. Es carne que no procede de la carne de un animal sacrificado. Sino que esa “carne” proviene del cultivo de las células musculares extraídas previamente de animales. Y ese “producto” crece en un laboratorio industrial. Constatemos que es necesario diferenciar la “carne de laboratorio” de aquellas otras “carnes” que, en realidad, son productos vegetales que imitan la textura de la carne. Bill Gates es uno de los grandes exponentes de la apuesta inversora por la susodicha carne industrial.
Diariodegastronomia.com ha publicado: “De momento, la carne cultivada únicamente cuenta con aprobación oficial para su consumo en Singapur, que en 2020 permitió la venta de pollo elaborado mediante agricultura celular. En Europa, este nuevo concepto se está discutiendo desde hace tiempo y su aprobación, aunque cada vez está más cerca, se ve ralentizada, ya que se está considerando este tipo de producto bajo la regulación legal, más estricta, aplicable a los nuevos alimentos”.
PROVEG
En este sentido, siguiendo con lo publicado por el citado rotativo digital, “desde el proyecto de agricultura celular de la organización por la conciencia alimentaria ProVeg International han creado un ránquing con los cinco países europeos que más están apostando por la carne cultivada y España se encuentra en el tercer puesto”. De alguna manera, para desmantelar el excesivo consumo de proteína animal procedente de animales sacrificados, nocivo para todos, también para el medio ambiente, se está apostando por un remedio que podría ser peor que la enfermedad. Pues no sabemos qué consecuencias puede tener para la salud ciudadana el consumo de una carne producida, de forma totalmente artificial, en un laboratorio industrial. ¿Está preparado nuestro organismo para ingerir ese tipo de productos de ínfima calidad, de extraño sabor y éticamente más que dudosos? ¿Vamos a ser, una vez más, conejillos de indias…?
ESPAÑA
Según diariodegastronomia.com, “como país con el mayor consumo de carne per cápita de Europa, España tiene el potencial de ser un actor importante en el sector de la agricultura celular y se sitúa en el número tres de la lista”… de países que apuestan por la carne de laboratorio, tras Holanda y Reino Unido. “En 2021 el Gobierno concedió 5,2 millones de euros a un proyecto de carne cultivada liderado por BioTech Foods que está investigando los impactos de la carne cultivada en la salud para la prevención del cáncer de colon y la dislipidemia. Hay tres empresas emergentes que operan en España: Biotech Foods, Cocuus y Cubiq Foods. En noviembre de 2021, el gigante cárnico JBS llegó a un acuerdo para adquirir el control de BioTech Foods y construir una nueva planta en España para aumentar la producción, lo que acelerará el desarrollo de la carne cultivada”. Es decir, que nuestro gobierno en vez de apoyar iniciativas de agroecología y de salubridad, continúa premiando a los que caminan por el filo del peligro. Más de 5 millones de euros no es moco de pavo. Con ese mismo dinero, en el marco de la agroecología, se podrían hacer “virguerías”. Pero, una vez más, las grandes empresas se llevan el dinero que es de todos. ¿Quiénes han sido los responsables de esa “subvención”? ¿Por qué seguimos apostando por lo artificial cuando tenemos nuestros pueblos vacíos?
EL VIEJO TRUCO
Es decir, que, por ahora, no sólo no nos dicen nada de los presuntos problemas que puede acarrear la carne artifical, sino que, según ya vemos, nos van a convencer de que el consumo de carne “frankenstein” es más que saludable y de que puede prevenir el cáncer de colon y no sabemos cuántas cosas más. Pronto nos dirán, también, que esta carne industrial in vitro es la mejor manera de acabar con el hambre en el mundo: una promesa que no faltó en su día con la normalización de los pesticidas y que también se lanzó al mundo para la globalización de la biotecnología aplicada a la agricultura. Como ya vimos, también, ninguna promesa se ha cumplido, sino que se han agravado las situaciones anteriores. En fin, vamos a ver muchas cosas horribles que serán abrazadas por las masas como lo más normal del mundo…
BILL GATES
Según publicaba recientemente “La Vanguardia”, “juntamente con otros conocidos inversores multimillonarios, como Richard Branson o Kimbal Musk (hermano de Elon Musk, fundador de Tesla), y también Cargill, una de las mayores empresas del sector agrícola a nivel mundial (que, y el paréntesis es mío, no se caracteriza, precisamente, por su labor agroecológica ni por su apuesta por la biodiversidad y el reparto de la riqueza), Bill Gates ha invertido recientemente en la empresa de carne sintética Memphis Meats una cifra que asciende a unos 17 millones de dólares”. Gates tiene grandes inversiones, de las que obtiene pingües beneficios, de otros negocios similares relacionados con lo alimentario, en su sentido más convencional y menos decoroso: es uno de los principales proveedores de patatas, con las que se producen las chips que vende McDonalds, por ejemplo. “El Mundo”, recientemente, ha publicado: “Bill Gates no es vegano. Tampoco es vegetariano. Lo intentó durante su juventud pero solo aguantó un año sin devorar hamburguesas. Las echaba de menos, como él mismo ha reconocido. Sin embargo, tiene un especial interés en que los países desarrollados, como España, dejen de consumir carne animal. Para ello, alude a razones ecológicas y emplea como trasfondo la lucha contra el cambio climático. Un mensaje que difunde utilizando a su todopoderosa fundación como elemento de presión y altavoces como eventos de la ONU, reuniones con presidentes de Gobierno y foros de alto nivel. Al mismo tiempo, prácticamente a la chita callando, se ha convertido en el principal terrateniente de Estados Unidos y ha invertido millones de dólares en distintas empresas de carne artificial cuyo consumo pretende imponer, sugiriendo incluso que debería cambiarse la ley en su beneficio”. ¿A alguien le extraña que pretenda cambiar las leyes a su favor? Personajes como Bill Gates son los que realmente gobiernan el mundo. Los políticos nacionales y transnacionales, como los ubicados en entidades como la ONU o el Banco Mundial, trabajan a su servicio… Gates ha dicho: “Todos los países ricos deberían pasar a consumir 100% carne sintética”. Ya tiene 145.000 hectáreas solo en USA y no se sabe cuántas más en África. Podemos adivinar que esa carne sintética será consumida, claro, con las patatas chips procedentes de sus extraordinariamente enormes fincas de producción industrial, totalmente mecanizadas, donde los agricultores brillan por su ausencia.
DIVISIONES EN EL VEGANISMO
A una parte del movimiento vegano, quizás no consciente de todo lo que implica la carne artificial y en manos de quién se encuentra su normalización a escala global, le parece muy bien que la carne sintética que promueve Gates se extienda por todo el orbe, y, cuanto más rápido, mejor. No importa qué hay detrás de todo eso. Ni importa tampoco la industrialización de la alimentación y la monopolización de la vida. Y mucho menos qué se come, siempre que no proceda de animales sacrificados. Sin embargo, el sector vegano más comprometido con la agroecología y con la libertad no ve las cosas tan de color de rosa. Por ejemplo, en culturavegana.com hemos leído: “Ante el ascenso meteórico de la carne in-vitro y su creciente aceptación entre organizaciones, medios de comunicación, activistas animalistas, activistas antiespecistas,… hemos decidido recopilar en forma de artículo todas nuestras reticencias y objeciones hacia este fenómeno catalogado por los medios de comunicación como “la alimentación del futuro”, de una forma totalmente complaciente y acrítica. Con este fanzine pretendemos dar a conocer los motivos por los que consideramos a la carne in-vitro una tecnología inmoral y egoísta que no va a acabar ni con la explotación animal ni mucho menos con el especismo, con la esperanza de que los activistas veganos y antiespecistas que se hayan creído los cuentos del “lobby de la carne limpia” recapaciten y reflexionen sobre qué están apoyando realmente cuando apoyan la carne in-vitro”. Su texto no deja lugar a dudas de que no todo el movimiento vegano ve con tan buenos ojos este futurista “cuento de la lechera”, nunca mejor dicho.
¿EN ECOLÓGICO?
¿Veremos carne artificial en el futuro “producida” de forma ecológica? Todo es posible. Mientras tanto, lo que pronto podremos adquirir en todas las grandes superficies, si un milagro no lo remedia, será algo que nos convertirá, en caso de que la consumamos, en cómplices del proceso de transhumanización que padece nuestra especie y el mundo entero y que ya se encuentra en sus últimas fases. Sea esa carne completamente química o “bio”, realmente es extraño haber estado luchando tantos años por la cultura ecológica y todo lo que conlleva… para llegar hasta aquí. Es algo parecido a lo del punk: quisieron revolucionar las calles y acabaron como modelos de chapitas y crestitas guays en peluquerías y grandes almacenes “ad hoc”. No nos creamos las mentiras de Bill Gates y todos sus secuaces, auténticos diabletes de la oscuridad y la penumbra… con corbata. Apostemos por una agroecología descentralizada, lo más artesanal posible, y por una alimentación ecológica, local, más vegetal que animal, sin monopolios, sin química, sin biotecnología, sin laboratorios, sin grandes inversores, sin manipulaciones mediáticas. Apostemos por una alimentación hogareña, sencilla, tradicional, en ecológico, de toda la vida, hecha por hombres y mujeres que cocinan con amor, que están al servicio de familias y de comunidades valientes que desafían al nuevo orden mundial cada vez que se sientan a la mesa… No se dejen engañar por las series de Netflix: los grandes delincuentes de la actualidad no sólo son traficantes de drogas o de mujeres. Especialmente, los peores delincuentes del momento actual son aquellos que ponen todo al servicio del disloque y la deshumanización, bien por intereses económicos, bien por intereses innombrables, bien por los dos al unísono.
Pedro Burruezo
Publicado en El Ecomensajero Digital