Habitualmente, cuando se habla de las virtudes de la agroecología, se suele olvidar que tiene un poder regenerador para las zonas rurales. En la España vaciada, ya está obrando milagros. Una reflexión de Pablo Bolaño a partir de un artículo de varios autores (Ignacio de los Ríos-Carmenado, Hilario Becerril y María Rivera).
La agricultura ecológica (AE) es una tendencia global que busca una relación natural y amigable con el ambiente para fomentar la biodiversidad vegetal y animal. El debate de la AE frente a la agricultura convencional se ha discutido a nivel internacional en numerosas investigaciones. Sin embargo, pocos estudios se han centrado en abordar los efectos de la AE en relación con el concepto de prosperidad rural. En el artículo “La agricultura ecológica y su influencia en la prosperidad rural: visión desde una sociedad agraria (Murcia, España” se analiza, desde un proceso de aprendizaje de casi 40 años de experiencia de una Sociedad Agraria de Transformación (SAT), la relación entre la AE y su influencia en la prosperidad rural. La metodología aplicada parte del modelo Working With People (WWP), integrando el conocimiento experto y experimentado a lo largo de las acciones de la SAT. La experiencia se centra en una de las regiones de España con mayor superficie de cultivo dedicada a la AE. Los resultados evidencian los efectos que tiene la AE en las distintas dimensiones de la prosperidad rural. La generación de confianza y el trabajo con la gente son las principales premisas que permiten generar prosperidad y desarrollo rural con una visión de sostenibilidad. El trabajo viene formado por Ignacio de los Ríos-Carmenado, Hilario Becerril y María Rivera. Son necesarios trabajos de este tipo para corroborar que, entre las muchas virtudes de la agroecología, también está el regenerar las zonas despobladas por la globalización, que desertiza los campos y los pueblos.
CONCLUSIONES
Los autores citan en las conclusiones: “La conformación de una organización social (SAT) desde el modelo WWP, y orientada a la agricultura ecológica, ha generado procesos de innovación necesarios para persistir ante las adversidades en el contexto del desarrollo rural. Desde la dimensión ético-social de la SAT se observa una gran influencia en la prosperidad rural. Las relaciones interpersonales y las conductas sientan los cimientos para que los agricultores -y otros actores de los ámbitos públicos y privados trabajen y avancen hacia la prosperidad rural. Estos procesos permiten mejorar las capacidades y las competencias de las personas, con la ética y los valores como elementos fundamentales para superar conflictos morales y poder trabajar en equipo. La prosperidad rural requiere un cambio de mentalidad en los agricultores, que les permita establecer alianzas público-privadas y vínculos con la sociedad civil”. Y continúan: “La agricultura ecológica influye en la dimensión técnico-empresarial de la prosperidad rural, permitiendo la creación de estructuras empresariales sólidas que generan bienes y servicios a la sociedad. El éxito sostenido de estas organizaciones ecológicas se logra cuando, además de buscar la rentabilidad, generan otros valores que inciden en la mejora de la calidad de vida de las personas. Las empresas agroecológicas incorporan también valores sociales y ambientales, y optimizan un medio de subsistencia a los productores de las zonas rurales”. Además, insisten los autores citados, “la agricultura ecológica influye en la dimensión político-contextual de la prosperidad rural, contribuye a una visión estratégica territorial, mejora la gestión de los recursos naturales en un ámbito contextual, y facilita coordinar actividades y crear sinergias. Estas sinergias son muy eficaces cuando se realizan a través de cooperativas basadas en la confianza, el compromiso y la fiabilidad entre sus socios, creando ambientes favorables para la buena gobernanza. Las capacidades de estas asociaciones para establecer interrelaciones y negociaciones entre agentes públicos y privados regionales, nacionales o internacionales y formar alianzas estratégicas, es un factor clave para la prosperidad rural. La experiencia de SAT genera una estrategia de acción que influye en las dimensiones de la prosperidad rural, se confirma la necesidad de un equilibrio entre las dimensiones de la prosperidad rural, y se orienta la transformación de los sistemas convencionales hacia la AE”.
40 AÑOS DE TRABAJO
BioCultura y Vida Sana llevan 40 años trabajando por la agroecología. En estos tiempo, hemos podido ver cómo, en muchos lugares donde ya prácticamente se había tirado la toalla ante la globalización y se hacían ya las maletas para la emigración hacia las zonas urbanas, la agricultura ecológica y sus posibilidades eco-nómicas han ido regenerando zonas que peligraban y sus pobladores han encontrado nuevas ilusiones para seguir luchando desde el territorio y por el territorio. Además, también se ha comprobado cómo la agricultura ecológica ha sido un motor de regreso a las zonas rurales de familias jóvenes con la esperanza de encontrar un futuro más allá del cemento, el ruido y el estrés. Unas zonas rurales vivas son necesarias desde el prisma ambiental. Sin vida en los pueblos, se desertizarán los campos, los bosques y los ríos. Y nuestras almas…
Pablo Bolaño
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