Pablo Bolaño sigue en la brecha del artículo reciente de Pedro Burruezo que ponía en tela de juicio las presuntas bondades de la carne “Frankenstein”. Bolaño habla de otros argumentos que Burruezo no había esgrimido.
Ya le dedicamos un artículo a la carne cultivada. Vamos ahora con la segunda parte. Resumiendo… La carne “in vitro” es la (idea de) fabricación de productos cárnicos por medio de la tecnología “ingeniería de tejidos”. La carne “Frankenstein” tiene a su favor a buena parte del movimiento vegano (no todos: también ha encontrado entre los veganos ajenos a ProVeg notables disidencias) y, según sus acólitos, se alude a algunas ventajas con respecto a la carne tradicional: economía, salud, bienestar de los animales y medio ambiente. Pero sus detractores son contundentes con respecto a sus desventajas: pone en peligro la salud ciudadana, concentra el poder económico en cada vez menos manos, abre las puertas a todo tipo de experimentaciones, hace desaparecer tradiciones culinarias milenarias y, con ellas, las especies animales que están detrás de ellas, etc. La idea es producir carne animal pero sin recurrir a ningún sacrificio. Las células madre se extraen de animales vivos sin ocasionarles ningún daño (en teoría), se colocan en un medio de cultivo donde pueden empezar a multiplicarse y crecer de manera independiente al animal. En teoría este proceso podría ser lo suficientemente eficaz como para cubrir la demanda global de carne. Hoy nos centraremos en la manera en que el Sistema y su aparato de adoctrinamiento masivo trabajan para que la carne artificial (detrás de la cual trabajan “prohombres” como Bill Gates) sea aceptada por las masas como un bien común. Es obvio que este cronista, por estar en desacuerdo con la carne cultivada, tampoco está a favor ni del consumo masivo de proteína animal ni de las macrogranjas ni de nada parecido. Lo que el mundo necesita es una disminución drástica del consumo de carne animal y que, cuando se consuma, sea ecológica y procedente de granjas de carácter local lo más extensivas posible.
EL APARATO ADOCTRINADOR
Como en tantas otras ocasiones, a lo largo de la historia reciente de la Humanidad, la carne “Frankenstein” no es presentada como algo obligatorio, impuesto por fervientes dictaduras… Sino que se presenta como una opción más de mercado que viene “a salvar el mundo” y que los más progres de la sociedad, los más aventajados, los más listos y los más solidarios, son los que, en la cúspide de la vida “consciente”, ya han empezado con su consumo. Pero incluso en el veganismo hay más que notables disidencias. Culturavegana.com nos explica: “Según Mark Post, cofundador de Mosa Meat y la primera persona que consiguió desarrollar una hamburguesa in vitro, que fue cocinada y catada en directo, con una sola muestra celular de una vaca se pueden desarrollar, en teoría, 18.000 toneladas de carne o, dicho de otra manera, alrededor de 175 millones de hamburguesas. Esta tecnología no está limitada solamente a carne de vaca: también se puede producir carne de otros animales o incluso otro tipo de productos de origen animal como leche, huevos o foie gras; además de productos no alimenticios como cuero y seda. La idea, según sus defensores, es que esta tecnología llegue a sustituir algún día a los productos provenientes de la ganadería industrial, salvando incontables vidas y reduciendo enormemente el sufrimiento animal, resolviendo la escasez mundial de alimentos y frenando el cambio climático”. La Revolución Verde que instauró en el mundo la utilización de productos químicos de síntesis en la agricultura, básicamente pesticidas y fertilizantes, también se presentó a sí misma como una forma de acabar con el hambre en el planeta y repartir mejor la riqueza, pero al final el gato al agua se lo llevaron tres o cuatro multinacionales, como Monsanto, mientras creaban un sinfín de problemas ambientales, sanitarios, económicos… sin respuesta política alguna, ni de la derecha ni de la izquierda. La transgenia aplicada a la alimentación se presentó de la misma manera y ya sabemos cómo ha acabado. Pero culturavegana.com insiste: “Muchas instituciones, blogs y activistas animalistas o antiespecistas celebran este objetivo tan loable y ambicioso. Anima Naturalis ha traducido y publicado varios artículos informativos sobre este tipo de producción de carne y sus posibilidades, incluyendo un artículo propagandístico sobre Tyson Foods (el mayor productor de carne del mundo) y sus inversiones en carne in vitro y proteínas vegetales. Otras organizaciones como Igualdad Animal, Proveg International, PeTA, Mercy for Animals o Humane League también se han declarado a favor de la carne in-vitro. De todas ellas PeTA es una de las más entusiastas: ha publicado varios artículos positivos sobre el tema y lleva financiando investigaciones desde 2012, incluso ese año ofreció un millón de dólares a quien fuera capaz de desarrollar y comercializar carne de pollo sintética”. El Sistema sabe que imponer no da buenos resultados. Es preferible, para que las masas acepten lo que no aceptarían nunca, que la novedad sea esgrimida como una punta de lanza de vanguardia que portean los escuadrones más conscientes y atrevidos de la sociedad. Patrañas… La carne de laboratorio no es nada progresista, ni revolucionaria, ni consciente, ni nada parecido. Engendrará más problemas que soluciones. Es otro atentado contra el sentido común, cuyas consecuencias aún desconocemos, y que no va a solucionar ninguno de los grandes problemas a los que la Humanidad se enfrenta, ni la crisis climática ni la Sexta Extinción, a la que va claramente a perjudicar…
UNIVERSIDADES, MASS MEDIA, INSTITUCIONES PÚBLICAS
En los próximos años veremos, con total naturalidad, cómo instituciones públicas, medios de información, universidades… se suman al carro. Siempre es lo mismo. Nos marearán con cifras sobre las bondades de la carne de laboratorio. Y nos dirán que, ahora sí, se puede diseñar una alimentación que sea más sana para todos y que incluso, de esta manera, harán desaparecer el cáncer de colon. Mentiras y más mentiras. O, mejor dicho, lo que es peor, verdades a medias (y a medida). Nada es del todo real. Nada es lo que parece. Medios tan “conscientes” como “Libre Mercado” ya nos avisan: “La llegada de la carne cultivada a nuestras cocinas está a la vuelta de la esquina. Sí, tan sólo pensar en carne nacida en un laboratorio hace que se le revuelva el estómago a cualquiera, pero los expertos ya auguran la inminente transformación de la industria ganadera. No les va a quedar otra. Una revolución sin precedentes en la que ya trabajan numerosos científicos financiados por grandes empresarios como Bill Gates o Richard Branson. Gracias a las células madre extraídas de un muslo de pollo se podrían fabricar hasta más de 2.000 porciones de carne idénticas a la carne madre. De hecho, ya se está haciendo y llegará al supermercado en cinco años. Así lo vaticina José Miguel Mulet, doctor en Química y Biología Molecular de la Universidad de Valencia y experto en tecnología de los alimentos: ‘La carne in vitro convivirá en las neveras de las grandes superficies junto con la carne de cría animal. Esto no significará el fin de la industria ganadera, pero sí va a haber una gran competencia”, explica el reputado científico español’”. El lenguaje no es, en absoluto, parcial. Llaman “reputado científico” a un hombre que lleva años intentando desacreditar la agricultura ecológica de todas las maneras posibles ante el escarnio generalizado y el ridículo patético en medios universitarios independientes. Pero los casos son muchos más. Veamos otro, Contropublicidad.com: “La carne cultivada, también conocida como carne in vitro o carne artificial, se obtiene mediante una técnica de cultivo celular que ya se ha probado con éxito en la medicina regenerativa. Su utilización en la industria alimentaria pondrá fin al sufrimiento animal y a la sobreexplotación del medio ambiente”. En ese artículo, el director de marketing de Campofrío, Javier Portillo, acababa de anunciar en que la citada multinacional alimentaria iniciaría un plan general de reconversión de toda su producción al cultivo de carne. Luego, llegó la covid. Pero la cosa está clara. “Esta decisión, largamente meditada, es parte de nuestra estrategia de adaptación a los gustos y valores de las nuevas generaciones y se deriva de la política de responsabilidad social corporativa de la marca Campofrío”, ha comentado Portillo, y ha añadido: “El cultivo de carne es la mejor solución tecnológica para seguir ofreciendo nuestros productos sin necesidad de provocar sufrimiento animal y sobreexplotar el medio ambiente y, por supuesto, sin menoscabo de la calidad que hace líder a nuestra marca”. Pondrá “fin a la explotación animal y a la sobre explotación del medio ambiente”. Claro. Lo va a solucionar todo. Mentirosos… Los medios son cómplices de infinidad de barbaridades… Y grandes empresas, como Campofrío, que hasta ahora no se han caracterizado precisamente por tener en cuenta el sufrimiento animal o la degradación ambiental… nos van a salvar de todo eso. Vamos, hombre… Somos tan ilusos…
OTRAS SOLUCIONES
¿Por qué necesitamos exponer a la población mundial y a los ecosistemas a experimentos tan dudosos? Si tenemos preocupaciones ambientales, totalmente lícitas y que nosotros obviamente compartimos, ya existen soluciones a nuestro alcance para garantizar el acceso de toda la población a los alimentos y reducir el impacto sobre los recursos naturales (mejorar la cadena de distribución, evitar el desperdicio alimentario, incrementar el consumo de productos de origen vegetal, favorecer la alimentación ecológica y local, etc.). Y sin necesidad de grandes investigaciones, ingentes inversiones económicas, o costosas campañas de comunicación, que es lo que está llevando al éxito a la carne de laboratorio. Para frenar la crisis climática necesitamos una eco-nomía totalmente descentralizada, ecológica, no basada ni en la especulación ni en la usura, desacelerada, etc. Esto es lo que dicen los expertos. Y eso sin contar otros problemas de la carne “Frankenstein”. Uno importante es el precio. La hamburguesa que se presentó en 2013 como la cosa más importante para la Humanidad costó nada más y nada menos que 250.000€ (el precio de una investigación de años). Para conseguir que tenga un precio de mercado razonable y pueda competir con la carne convencional tendrán que conseguir una producción a gran escala. Inversiones megamillonarias. Apoyo de las administraciones públicas… El capital se concentrará en pocas manos. La alimentación de miles de millones de personas estará en manos de tres o cuatro transnacionales. Otro problema tiene que ver con sus características organolépticas porque, por más que estas sean similares a la carne real, todavía no se han conseguido igualar (que es el objetivo final), así que la investigación no ha concluido. Habrá que seguir invirtiendo. Pero, incluso si todo eso acabara saliendo bien, habría que superar otro inconveniente, el más relevante: ¿Está toda la población dispuesta a aceptar que eso sea una práctica éticamente aceptable, incluidos los veganos, ovolacteovegetarianos y los omnívoros ecologistas, amén del resto de la población?
ZONAS RURALES
La abolición del consumo de carne traería el desastre a las zonas rurales, a los ganaderos, a sus familias, a las especies que aún resisten a la dictadura globalizada… Ya sabemos en qué ha convertido las zonas rurales de sus fincas Bill Gates… para instaurar sus macrocultivos de patatas: inmensas fincas donde no hay ni agricultores, ni ganaderos, ni pájaros, ni insectos, ni anfibios, ni ningún otro animal… Sólo cultivos de papatas casi infinitos de donde saldrán las chips que luego se comercializarán en establecimientos como McDonald’s: ¿Un ejemplo de consumo consciente? Pero, para ser concluyentes, hay que ser claros, le duela a quien le duela: ¿Es que las zonas rurales, sus gentes, sus culturas, sus idiomas, sus gastronomías, sus animales… le interesan algo a los megamillonarios inversores en la carne “Frankenstein”? ¿Es que no han sido ellos y los que son como ellos, al fin y al cabo, los que nos han traído a este desastre ambiental, climático, económico energético…? ¿A ellos qué les importan las gentes de los pueblos, los ganaderos, las granjas tradicionales, las especies ganaderas más rústicas…? Acoso y derribo: no cesarán en su empeño hasta acabar con ellos/as, porque ellos representan un foco de resistencia a la sociedad tecnocientífica y transhumana que el Sistema quiere instaurar. La carne “Frankenstein” es, simplemente, otro eslabón en esta guerra de David contra Goliath.
Pablo Bolaño
Publicado en El Ecomensajero Digital