Pablo Bolaño comenta los últimos ataques de Futuro Vegetal en Valencia y Murcia. Se solidariza con los activistas en algunos temas y en otros les da caña.
Un caballo da estiércol y más caballos; un tractor sólo da facturas…
Noah Gordon
Recientemente, fue un Burger King de Valencia. Dimos noticia en esta misma atalaya. El lunes 19 de junio, fue un McDonalds de la ciudad de Murcia. El citado establecimiento, de la Avenida Don Juan de Borbón, apareció bañado en “sangre y petróleo”. Futuro Vegetal ha reivindicado la acción en Murcia a través de una publicación en sus redes sociales. Desde el colectivo han comentado que “una persona con el disfraz del clásico payaso de la corporación, junto con otras 2 activistas, han manchado la fachada con pintura roja y negra biodegradable, usando 3 extintores modificados para lanzar pintura. Además, se han pegado dos grandes pegatinas con el nombre de Futuro Vegetal en los cristales del local. Es la segunda vez que la organización ataca a restaurantes de comida rápida”. Según el comunicado de Futuro Vegetal, “queremos exponer la responsabilidad de McDonalds en la crisis climática y en la sobreexplotación de recursos. Estas cadenas de comida rápida son responsables de la desforestación del Amazonas, ya que se abastecen de productos como la carne de vacuno o la soja. Los bosques se están talando y quemando para dar paso a los pastos y cultivos para alimentar el ganado. En la región de Murcia, la ganadería y la agricultura intensivas están causando un daño ecosistémico irreparable en el Mar Menor e impulsando a la vez el cambio climático”.
FURORES INTERNOS
La verdad es que a mí me parece muy bien que los furores internos de las activistas de Futuro Vegetal se ensañen contra esas grandes corporaciones estadounidenses. Son, efectivamente, negocios que se pueden definir como “legales”, obviamente. Pero desde un prisma de la ética, dejan mucho que desear. Por varias razones… Primero, por razones estéticas… Para mí sus fachadas y sus colorines representan un ataque estético de primer rango. Destrozan la belleza local. Por otra parte, suponen la homogeneización cultural de la Tierra. Todo el mundo a comer hamburguesas y a comerlas como las comen los americanos, escuchando la música que ellos escuchan y bebiendo lo que ellos beben. Espantoso. Incluso aunque se tratara de alimentos ecológicos, desde los puntos de vista que he comentado hasta ahora… ya es bochornoso todo lo de estas grandes transnacionales. Luego está lo medioambiental… Efectivamente, sirven carne procedente de la ganadería industrial… con sus nefastas consecuencias ambientales y sociales. Y, por si fuera poco, sacrifican los recursos de aquí y de allá sólo para obtener pingües beneficios. Dan trabajo a poca gente y con salarios que dejan mucho que desear. Mucho dinero concentrado en pocas manos: eso no puede ser bueno. De lo sanitario no hace falta mentar nada: productos insanos, que producen todo tipo de problemas y patologías más obesidad… ¿Queremos ser todos como esos americanos obesos, sudorosos y de pelo grasiento, que votan a Trump y disfrutan enviando sus tropas a los lugares más recónditos de Gaia?
NO SE PUEDE METER TODO EN EL MISMO SACO
Pero ojo… No coincido en todo con Futuro Vegetal. Ni mucho menos. Ya lo he dicho en alguna que otra ocasión. No se puede meter todo en el mismo saco. Hay que diferenciar. Una cosa es la ganadería intensiva, o industrial, y sus consecuencias de diversa índole. Consecuencias nefastas, vaya que sí. Y otra cosa, muy diferente, es la ganadería ecológica extensiva. No tienen nada que ver. La ganadería extensiva, especialmente si es en ecológico, tiene un buen número de virtudes, tanto en lo ambiental, como en lo social, como en lo rural, como en la sanitario y lo cultural. La ganadería extensiva proporciona productos de gran calidad, sanos y seguros, utilizando mínimos recursos. Esa ganadería, además, proporciona, también, innumerables beneficios ambientales. La lucha contra los incendios es sólo uno de ellos. Conserva razas rústicas que desaparecerían si no existiera esa ganadería. Por lo tanto, fomenta la biodiversidad. Además, se mantienen platos y recetas propios, autóctonos. Cultura propia y no importación de ideas y recetas extrañas. Y se fija población rural, se mantiene a los jóvenes en los pueblos, se fomentan trabajos milenarios, se cuida el paisaje, se combate a los oligopolios porque casi siempre son explotaciones familiares… Sólo son algunas ideas. Ante tal cantidad de virtudes de la ganadería ecológica extensiva… ¿por qué tanto empecinamiento del mundo vegano? Que yo sepa, a nadie le obligan a consumir ese tipo de productos, los de la ganadería ecológica extensiva. Si eres vegano, consume lo tuyo. Pero deja a los ecológicos extensivos en paz. Ellos también contribuyen a un mundo mejor. Está claro que necesitamos que se consuma mucha menos carne por diferentes razones… Pero de ahí a abogar por la desaparición de todas las formas de ganadería… hay un trecho muy largo. Eso es algo típico de urbanitas que no saben distinguir un plantel de calabacín de uno de pepinos.
Pablo Bolaño