Además de España, Francia, Alemania, Italia, Portugal y Bulgaria también prohíben todas las formas de gestación subrogada. En Reino Unido, Irlanda, Dinamarca y Bélgica se permite siempre y cuando no haya una compensación económica para la madre gestante, con la excepción de los gastos del embarazo. Sin embargo, la maternidad subrogada comercial es legal en varios países, incluyendo Rusia y Ucrania, así como también en varios estados de EE.UU. y en Canadá. Una nueva forma de esclavitud que pone a los más débiles, mujeres y bebés, al servicio de las nuevas élites…
La maternidad subrogada es el proceso por el que una mujer se queda embarazada pero su bebé será entregado a otros “padres/madres” tras el parto. En general, este tipo de “maternidad” se lleva a cabo con técnicas de reproducción asistida, ya sea fecundación in vitro o inseminación artificial. El Sistema inventa eufemismos para ablandar la cosa: a las gestantes se las suele llamar “madres portadoras”.
VÍNCULOS
Puede haber vínculos genéticos entre la madre portadora y el bebé o no. Depende del origen de los gametos, según los expertos. Si el embrión se ha desarrollado a partir de células sexuales aportadas por los individuos que recibirán el bebé, y posteriormente implantado en el útero de la madre portadora, no hay ningún vínculo genético entre la madre portadora y el feto. Desde un punto de vista biológico, el embarazo se lleva a término de manera natural, pero el ADN es herencia de sus futuros padres, no de la persona que lo ha gestado. En otras situaciones, cuando hay impedimentos para que el óvulo de la madre intencional sea viable, la madre portadora puede ser además donante de óvulo. En este caso se pueden utilizar tanto técnicas de fecundación in vitro como de inseminación artificial, usando espermatozoides del padre intencional (o de otro donante). En este supuesto hablaríamos de madre genética, además de madre gestante. En el caso de parejas homosexuales de varones, uno de ellos puede ser el padre biológico o no. En el caso de parejas homosexuales de mujeres, una de las dos puede tener un vínculo genético con el neonato o no, según cada caso.
GRUPO DE EXPERTOS
Javier Ricou escribía recientemente en “La Vanguardia”: “La maternidad subrogada no puede ser una alternativa legal para tener descendencia. Es una práctica que abre las puertas a la explotación de la mujer, enriquece a las agencias o intermediarios que buscan a gestantes dispuestas a alquilar por dinero sus vientres y fomentan situaciones comparables con la esclavitud. Son algunas de las conclusiones recogidas en un documento hecho público por el Grupo de Opinión del Observatorio de Bioética y Derecho de la Universitat de Barcelona (UB)”. El texto de Ricou continúa: “Este grupo de expertos en Derecho y Ética reconoce que no ha sido fácil alcanzar el consenso en este documento, ya que entre sus integrantes hay también diversidad de puntos de vista sobre el tema, como ocurre en el debate social generado por este asunto. No han querido apresurarse, confiesan, en la publicación del estudio al que han dedicado muchas sesiones de trabajo. Pero ahora consideran que emitir su opinión es casi una obligación, ‘algo inaplazable’ dado ‘el recrudecimiento de este debate en nuestro país’”. En alusión a las conclusiones de los expertos, el texto publicado por Ricou aclara que: “Las cuestiones que más preocupan a este grupo de expertos tienen que ver ‘con la comercialización del cuerpo humano’, el derecho de ‘los nacidos a conocer su origen’ y ‘la protección de las personas más vulnerables’. El documento es especialmente duro con los intermediarios, agencias especializadas en paquetes de maternidad subrogada, que ponen en contacto a las gestantes biológicas con las parejas que quieren tener un hijo con esta práctica y pagan por ello entre 40.000 euros y 120.000 euros. ‘Es una cuestión que mueve miles de millones de euros’, recalcan estos expertos, y ‘en gran medida son los intermediarios (que operan con ánimo de lucro) quienes crean la necesidad de consumo, y por ende los mercados y perciben, además, las mayores ganancias’”.
SUBROGACIONES DIFERENTES
Vaya por delante que yo no tengo nada en contra de que, si la tecnología lo permite, dos hermanas (o primas, o amigas, o vecinas…) se pongan de acuerdo para un “vientre de alquiler”, por ejemplo, si una de ellas no puede concebir. Tampoco me opondría a que, entre hermanos/as o vecinos/as, alguien prestara un riñón a otro aquejado de insuficiencia renal, siempre que el acuerdo fuera amistoso. Por poner un paralelismo. Es un asunto entre ellas (lo de la maternidad subrogada, digo). Sin dinero de por medio. Pero el comercio de la vida, con el asunto de las maternidades subrogadas, es otra cosa, y muy distinta. Es un ataque directo a la fertilidad. No ya de la mujer. Sino que significa la cosificación absoluta de la vida, de la fertilidad, de la procreación. Por ello, me resulta repugnante. Como a muchas otras personas. Sin embargo, echo de menos las quejas feministas en este afer. No es que no las haya habido, pero sí han sido muy flojitas, demasiado fláccidas, y/o minoritarias. ¿A qué se debe? No voy a dar mi opinión al respecto porque sería demasiado políticamente incorrecta. En cualquier caso, muchas niñas bien que presumen de feministas en su facultad miran hacia otro lado cuando en su casa se incumplen ciertas medidas básicas con las trabajadoras del hogar. Y/o, en el mejor de los casos, no pertenecen (las madres portadoras, digo) al mundo de las otras mujeres que son las que pagan el dinero que cuesta la maternidad subrogada.
RONALDO Y OTROS “PAPIS”
Como la compañera de Cristiano Ronaldo. El futbolista pertenece al exclusivo club de padres de gemelos subrogados, una institución (casi como el Club Bilderberg, pero con famosillos y gente de la farándula muy “progre” y muy “solidaria”) que cuenta como archiconocidísimos miembros, como Riky Martin, Miguel Bosé, Elton John, Miguel Poveda, además de la baronesa Thyssen y Sarah Jessica Parker. “Estoy muy feliz de poder finalmente estar con mis hijos por primera vez”, anunció el astro portugués en las redes sociales cuando su compañera, Georgina Rodríguez, conocida modelo, viajó a Estados Unidos para recoger a los bebés y cuidarlos hasta que llegó el astro de sus compromisos deportivos/futbolísticos. Parece ser que la susodicha compañera del astro portugués sí puede concebir con normalidad, pero el crack merengue prefiere ser padre sin tener en cuenta a las madres, asunto en el que la modelo ni opina ni se le espera su opinión. De hecho, el primer hijo de Ronaldo ya fue de una madre subrogada y, según los medios, esa paternidad tuvo un precio: un millón de euros. Más aborrecible imposible. Pero, sí, el que paga manda…
GESTANDO NUEVAS PALABRAS
Se buscan nuevas palabras para saltarse la ley y la ética. Y se buscan trucos para no llamarle a las cosas por su nombre. Según publica “El Periódico”: “La Audiencia de Barcelona ha impedido a un hombre adoptar a dos niños con óvulos de su pareja, nacidos por maternidad subrogada en Tailandia, al entender que no hay garantías de que la madre gestante prestara su consentimiento ‘en libertad’ y porque la ley española prohíbe renunciar a un hijo antes de que nazca. En un auto, que es firme, la sección 18ª de la Audiencia de Barcelona confirma así la decisión de un juez de Primera Instancia que impidió a un hombre adoptar a los dos hijos biológicos de su pareja, nacidos en Tailandia fruto de un proceso de reproducción asistida por gestación subrogada. El proceso para adoptar a los dos menores, empadronados en España desde 2015, lo inició en febrero de 2017 la pareja del padre biológico de los pequeños, pero el juez de Primera Instancia lo impidió de acuerdo con la tesis de la Fiscalía, que mantuvo que la gestación subrogada es una práctica prohibida en España y que la ley considera nulos los contratos suscritos en terceros países”. La cosa es: ¿Las madres gestantes, subrogadas, de alquiler, prestan sus organismos sin presión, voluntariamente, en total libertad? ¿La pobreza y la ignorancia no les impide ver con claridad este asunto? ¿Una oferta suculenta no ciega a cualquiera cuando la vida es una lucha diaria por la supervivencia? ¿E incluso aunque no sea del todo así? Si la vida se puede comprar, ¿por qué unas personas estériles no pueden adquirir un niño en el mercado? ¿Qué diferencia hay entre eso y el útero comercializado?
EL NEGOCIO PERFECTO
El neoliberalismo, alejado de la espiritualidad y el sentido común, crea problemas (como el cáncer, las enfermedades degenerativas…) y luego crea también sistemas médicos, tecnologías y aparatos para seguir haciendo negocios del problema creado. Esto también se repite con la maternidad subrogada. Primero, se esteriliza a buena parte de la población con ideas opacas, disruptores endocrinos, píldoras anticonceptivas, malos hábitos alimentarios, fármacos, etc. Luego, se busca un nuevo negocio a partir del nuevo status quo. Siempre, con muy protocolarios discursos que presentan la nueva realidad como un avance de la Humanidad. Buscando siempre el satisfacer los derechos/deseos de unos/as, aunque sea a costa de los derechos más esenciales de otros/as. Los defensores de la paternidad y la maternidad mediante gestación subrogada pretenden edulcorar lo que realmente significa “alquilar el útero de una mujer mediante un contrato”. Así comienza “Vientres de alquiler” (editado por Lo que no Existe), ensayo firmado por Núria Gonzalez, abogada especializada en Derechos Humanos y Bioética. El libro es un repaso implacable de un negocio deshumanizado y millonario en el que los padres son “contratantes” y los niños, un “objeto comercial”. Olga Pereda, en “El Periódico”, nos informa de la aparición de este libro y entrevista a sus responsables: “Alicia Mirayes, portavoz de la plataforma No Somos Vasijas, escribe el prólogo y lo primero que destaca es la manipulación del lenguaje, la manera de edulcorar la (triste) realidad. La maternidad subrogada no es tal sino vientres de alquiler, úteros que se contratan. Los padres comitentes son, en realidad, padres contratantes. Y el producto final, bebés cosificados y mercantilizados. La llamada donación o compensación es el pago del precio estipulado. El ensayo deja claro que la gestación subrogada se vende como algo natural en el que todas las partes salen beneficiadas: los padres -cumplen un sueño- y las madres gestantes son ‘ángeles altruistas’. Lo cierto, concluye la autora, es que hay una nueva clase social, nacida al auspicio del hipercapitalismo: tú puedes comprar un hijo”. El libro, según Pereda, “repasa las cinco primeras agencias instaladas en España y las califica de ‘auténticas multinacionales que generan un mercado global’. Usan una estrategia que implica la utilización del neolenguaje para hacer que su mensaje sea científico, sofisticado, aspiracional y no genere rechazo en términos morales o sociales. California está considerada la cuna del negocio. Los padres contratantes acuden al estado más rico de EE.UU. no tanto por el elevado coste del proceso (unos 100.000 dólares) sino por la seguridad jurídica que les brinda, ya que tienen todos los derechos asegurados sobre el bebé desde el cuarto mes de embarazo”.
¿ALGUIEN TIENE DUDAS AL RESPECTO?
Iolanda Anglès, de 37 años, y su marido, Xavier, llevaban varios años intentando tener hijos de forma natural y/o adoptar. En lo primero no tuvieron éxito. En lo segundo se sintieron desanimados por los procesos largos y complejos. En 2010 descubren que existe otra alternativa: la maternidad subrogada. Actualmente, son padres de Estel, una niña que gestó Irene, que vive en California. Explicaron la experiencia en “Mare de lloguer, un estel d’esperança” (Angle Editorial). Entrevistados por “La Vanguardia” al publicarse su libro, señalaron: “Una madre de alquiler puede ganar unos 25.000 dólares por parto, que es poquísimo para lo que hacen: no pueden tener relaciones sexuales durante la gestación, deben llevar una dieta saludable, y, además, son las mujeres más controladas médicamente de todo el mundo. El hecho de no poder viajar nos hizo sufrir un poco porque ella se encontraba mal los primeros tres meses: se adelgazaba. Cuando hablábamos por teléfono, nos aseguraba que ya se encontraba mejor, pero no sabíamos si lo decía para no preocuparnos. También nos hubiera gustado asistir a alguna visita con el doctor, aunque ella nos informaba de todo. Incluso, la primera vez que le hicieron una ecografía, grabó 13 segundos el latido del corazón de nuestra hija –no le dejaron grabar más, está prohibido- y nos lo envió. Irene se volcó en nuestra ilusión; estaba ilusionada igual que nosotros”. A los 25.000 dólares que se lleva la madre portadora hay que sumar los miles de dólares que se llevan agencias, clínicas, especialistas, donantes, etc. Desde luego, el altruismo brilla por su ausencia. Existe una clara voluntad comercial, tanto implícita como explícita, ya que los contratos se pueden leer y están muy claras las compensaciones económicas. Los padres señalan: “Son unos 100.000 dólares en total, pero depende del caso. Nosotros tuvimos que coger a dos donantes –una de óvulos y otro de esperma–, además de contratar a la madre subrogada. Hay parejas que pueden aportar los óvulos y el esperma y, entonces, los costes se reducen. También depende de que la fecundación in vitro funcione a la primera. En nuestro caso, el dinero solo nos llegaba para un intento -implantar dos embriones a la vez en el útero-, ni siquiera nos podíamos permitir económicamente descongelar más embriones de los que nos habían quedado”. 100.000 dólares de hace 10 años. Ahora la cosa se ha multiplicado. E incluso pueden ser más caros aún. ¿Alguien tiene dudas al respecto? Eso sí, las páginas webs de las agencias que “venden” bebés son muy pulcras, sale gente siempre feliz y las madres portadoras siempre son blancas, educadas, muy agradables y refinadas. Todos/as son muy felices.
CASOS RAROS
Abierta la Caja de Pandora, ya todo es posible en la maternidad subrogada. Si no es suficiente ya el hecho de que un hijo tuyo se geste en un cuerpo que pertenece a otra persona, los casos raros en el tema de los úteros subrogados, por dinero o altruistamente, cada vez son más abundantes. Veamos algunos ejemplos… La abuela que gestó a una hija con espermatozoides de su hijo y óvulos de su nuera. Aunque no era su hija biológica, la gestó en su vientre, con esperma de su propio hijo. Otro caso… Kule Casson fue el primer padre en UK en tener un hijo con el sistema de madre portadora. El asunto es que la madre de su hijo era su propia madre. Aunque se le inoculó un óvulo de una donante anónima. Era su hijo y, al mismo tiempo, su “hermano”. Consiguió que la ley estableciera que sólo era su hijo, ya que el óvulo no era de la madre de Casson, sino de una donante. En Japón también están un poco “des-orientados”. Una mujer dio a luz, de forma subrogada, a un bebé que era su hija y su nieta al mismo tiempo, pues su hija no podía tener hijos. Fue inseminada con semen de su yerno. La madre tenía 61 años en el momento en que se puso a gestar. Pero hay más. Tara Sayer es una mujer adicta a los embarazos. No sabe vivir sin estar embarazada. Tiene varios hijos propios y ha gestado para varias parejas gays. Otro caso de “adicción”. Carole Horlock es una británica que vive una “patología” similar. Ha alumbrado ya 13 niños para otros, más dos propios. Ella dice que no lo hace por dinero. Solo recibe “lo que me quieran dar”. A los 46 años dejó de gestar. En Israel, tras una larga batalla jurídica, un hombre consiguió que se inoculara a una madre subrogada el embrión de su esposa, muerta hace unos años, con la que no llegó a tener hijos. Hay más casos afines. Nos llevaría todo un libro.
ELENA CRESPO
La experta opina
Existen posturas completamente enfrentadas con respecto a si esta técnica debe ser legal en España (ya lo es en otros países): de un lado, quienes argumentan que su regularización provocaría una mercantilización del cuerpo de la mujer; y de otro, quienes defienden que el Estado no debe tener capacidad para interceder en un asunto tan privado y que manteniéndolo al margen de la Ley solo se genera su práctica sin control sanitario alguno. Son algunos de los argumentos más utilizados, aunque el debate es mucho más complejo. La posibilidad de una legalización existe, aunque se trata de un asunto que despierta tanto revuelo y cuyas implicaciones sociales son tan difíciles de medir que resulta complicado pensar que pueda adoptarse un cambio legislativo en España en el sentido de admitir esta práctica, al menos a corto o medio plazo. En todo caso, si ello ocurriera, entendemos que se acotaría a supuestos muy concretos, siempre sin ánimo de lucro.
Elena Crespo es socia de Bressers Law y especialista en Derecho de Familia, y también miembro de la “International Society of family law”, miembro de la Asociación Española de Abogados de Familia (AEAFA) y abogada colaboradora de la organización internacional Reunite contra la sustracción internacional de menores
