El Toconao ha inundado las playas gallegas (y asturianas, y cántabras, y…) de microplásticos. ¿Cuáles son las consecuencias del desastre? Quizás es demasiado pronto para un análisis en profundidad, pero el asunto es de una gravedad extrema.
Las pequeñas bolitas blancas que llevan un mes llegando a las playas de Galicia podrían tener una toxicidad elevada y duradera para el medio marino, según Público, y podrían afectar a la salud humana si se ingirieran o si entraran en contacto con la mucosa de los ojos. Por ello, se desaconseja que las tareas de limpieza y recogida se realicen sin la protección y los medios adecuados, como hasta ahora han venido haciendo muchos de los voluntarios que se han acercado a los arenales afectados por el vertido del buque Toconao.
DILIGENCIAS
La Unidad Especializada en Medio ambiente de la Fiscalía General del Estado ha abierto recientemente diligencias de investigación por la llegada a las playas de Galicia del vertido de “pellets” que arrojó el buque Toconao, con bandera de Liberia, hace un mes frente a las costas portuguesas, informa la institución. El ministerio público ya había incoado un expediente el pasado 4 de enero para seguir la evolución de las bolitas de plástico, pero, tras comprobar su llegada a las playas gallegas y hasta asturianas, ha decidido iniciar formalmente una investigación de lo ocurrido.
EL DESASTRE YA SE HA PRODUCIDO
Pero el desastre ya se ha producido. Y ahora, por mucho que las autoridades intenten penalizar a los responsables, es imposible calcular el inmenso daño con el que se está alterando el ecosistema gallego, en particular, y el ecosistema marino, en general, pues pasarán cientos de años hasta que esos plásticos no hayan desaparecido por completo. Vagarán durante siglos por todos los mares de la tierra, llevados por las corrientes. Serán ingeridos por animales, pero, al morir, volverán al medio acuático en una mortal rueda de vida y muerte. Los peces comerán esos plásticos, insistimos, como ya han anunciado varios biólogos. Y se contaminarán con ellos. Esos contaminantes, pues, entrarán en la cadena trófica. Y, como son liposolubles, se biomagnificarán, como otros productos nocivos, a medida que asciendan en la escala alimentaria. Es decir, que su perniciosidad se irá ampliando a medida que peces grandes se coman a los peces chicos que se hayan contaminado con los pellets. Y el ser humano se intoxicará cuando se coma los pequeños y los grandes. Ufffff.
LAS ONG’S
Ante este nuevo desastre ambiental, las organizaciones ecologistas Amigos de la Tierra, Ecologistas en Acción, Greenpeace, SEO/BirdLife y WWF reclaman coordinación entre las administraciones en su respuesta ante el vertido por su grave impacto ambiental así como por la potencial peligrosidad para la salud humana, por los indicios de toxicidad, tal como ha comunicado la Fiscalía de Medio Ambiente. Las organizaciones ecologistas, según han explicado en un comunicado, califican “la situación grave para el medio ambiente”, y solicitan colaboración entre las administraciones para resolver el problema ambiental y que no se repita una pesadilla en la gestión de una crisis ambiental. Porque los pellets de plástico PET son pequeños gránulos (menos de cinco milímetros) que se usan como materia prima para la producción de plásticos. Millones de estos pellets llevan semanas llegando a la costa gallega, extendiéndose el problema, en estos momentos, a Asturias, mientras que Cantabria y País Vasco se encuentran en estado de prealerta y han activado ya sus planes de emergencia. Según las ONG’s citadas, “la nueva crisis ambiental tendrá consecuencias aún por determinar pero ilustra el problema global causado por la dependencia a los plásticos y muestra la urgencia de la aprobación del Tratado Global contra la Contaminación por Plásticos que está en estos momentos en negociación por el Grupo de Trabajo de Naciones Unidas”. La contaminación por plásticos y otras basuras marinas se ha convertido en una de las principales amenazas sobre los ecosistemas marinos a nivel global. La Universidad Estatal de Florida estima que más de 17 millones de toneladas de plástico entraron en los océanos del mundo en el año 2021, y esa cifra aumenta cada año.
LA OPINIÓN DE UN EXPERTO
Nicolás Olea es catedrático de la Facultad de Medicina/Universidad de Granada y Facultativo Especialista en el Hospital Universitario Clínico S. Cecilio de Granada. Además, es socio fundador de Alimentta, think tank para la transición alimentaria. Según Olea, “los plásticos son polímeros complejos formados por unidades elementales o monómeros, algunos de los cuales son estudiados por su toxicidad. Ejemplo paradigmático es el discutido bisfenol-A (BPA) que como monómero del policarbonato se emplea en garrafas de agua y en las resinas epoxyi que aún recubren las latas de conserva. Europa le acaba de llamar la atención a España por ser ambiciosa en su regulación sobre envases de plástico, pero veremos cómo al final el BPA se dejará de usar en cualquier envase alimentario en la UE. Los plásticos también contienen aditivos que confieren al polímero características peculiares, casi milagrosas: Los ftalatos flexibilizan al PVC hasta convertirlo en un par de guantes de vinilo; los polibromados protegen la ropa de la ignición, o los perfluorados repelen las manchas de grasa… Son los pequeños milagros del siglo XXI que los partidarios de la innovación a cualquier precio claman en los espots publicitarios”. Y añade: “Los microplásticos de tu dieta pueden incorporar a tu organismo algunos de los más de 10.000 productos químicos que se utilizan como monómeros y aditivos en la fabricación de los plásticos, de los cuales más de 2.400 han sido identificados como sustancias preocupantes por su toxicidad, por su persistencia o por su difícil degradación. La interferencia con el sistema hormonal o disrupción endocrina es un mecanismo habitual de toxicidad de monómeros y aditivos”. El desastre en Galicia implica que estos plásticos pasan a la dieta del pescado y, a partir de ahí, a la dieta humana. Exponiendo a los consumidores a todo tipo de consecuencias adversas para la salud. El pescado y los plásticos son como caballos de Troya. Permiten que los contaminantes pasen a nuestros cuerpos. Olea sentencia: “En resumen, cuando estos fragmentos de plástico alcanzan el organismo humano a través del sistema digestivo, los hasta ahora considerados inertes pedacitos de plástico se convierten en auténticos caballos de Troya, incorporando al interior de tu intestino compuestos químicos tóxicos –monómeros, aditivos y adheridos- y gérmenes muy variados-. Como los aqueos debieron de decirle a los troyanos, ‘cuidaros de los regalos envenenados’”.
Pablo Bolaño